Hoy me he acordado de un pequeño relato que leí haciendo un curso de cuenta cuentos, que me llenó por completo. Al leer este pedazito de palabras me creó una sonrisa inmensa, y es que este pequeño relato refleja muy bien como podemos ser felices con muy poco.
Este relato lo quiero compartir, ya que la pasada semana en clase estuvimos hablando de cultura y refleja lo que para mí es la cultura (además de muchas más cosas, por supuesto), y también pienso que puede ir relacionado con la Animación Sociocultural (otro tema que hemos tratado en clase en los últimos días) ya que la Animación Sociocultural también es trasmitir sensaciones con los cuentos.
Al pensar en estas últimas clases, cultura....animación... recordé este mini cuento, y que mejor manera que reflejar estos dos conceptos en una sola cosa.
Ahí va este pequeño cuento, que aún siendo pequeño, consiguió transmitir tanto:
Cuentan que existe el peor narrador del mundo. No se sabe si es hombre o
mujer, ni dónde vive, ni cual es su edad, pero se tiene la certeza de que está
entre nosotros.
Dicen, además, que hay un cuento que es el peor cuento. También se ignora todo
sobre él, salvo una cosa: se sabe que una noche llegó a los labios de la
persona que peor narra.
Quizás parezca que semejante combinación provocó grandes
catástrofes, que hizo daño a quienes llegaron a escucharlo... pero no fue así.
Pues bien, la persona que escuchó el peor cuento del mundo de boca del peor
narrador del mundo durmió tranquila, soñó muchas cosas y al día siguiente lució
una gran sonrisa mientras, en el recreo, le decía a un compañero:
"Anoche, mi padre me contó un cuento".
INÉS GÓMEZ
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