El documental
sobre los niños del barrio rojo visionado en clase nos muestra como unos niños
que viven en unas condiciones muy desfavorables y evocadas a la prostitución en
el caso de las niñas, empiezan a sentir interés por el arte de la fotografía,
debido al esfuerzo que realiza una fotografía que visita el barrio. Esta les
proporciona una cámara a cada uno de ellos y les pide que realicen fotografías a
su entorno, a todo aquello que les parezca interesante y les guste. Una vez por
semana, se reúnen y ponen en común las fotografías tomadas, seleccionando las
que más les guste y explicando el porqué de su elección.
Estas
clases de fotografía hacen que los niños se evadan de su entorno y realicen una
actividad que realmente les guste, ya que gracias a la iniciativa de la fotografía
los niños empiezan a interesarse por la fotografías y dedicar tiempo a esta
actividad.
Intentan escolarizar
a estos niños para sacarles del barrio en el que viven y ofrecerles unas
mejores oportunidades de futuro, pero encuentran muchas trabas para poderlos
escolarizar, ya que los padres son delincuentes, es decir, madres prostitutas,
padres drogadictos, etc.
Los niños
en compañía de la fotógrafa realizan excursiones fuera del barrio en el que
viven, los niños viven este momento con mucha ilusión, ya que nunca han salido
de él. La excursión tienen como finalidad el realizar fotografías fura de su
barrio, que los niños puedan contemplar otra realidad, otra manera de ver las
cosas, oportunidad que disfrutan mucho ya que como hemos apuntado
anteriormente, estos niños no han salido nunca de su barrio.
Mediante las
fotos obtenidas se pretende recaudar fondo para ofrecer unas mejores
condiciones de vida y que los niños puedan asistir a un buen colegio para
cambiar su futuro y que puedan salir del barrio para que no acaben ejerciendo
la `prostitución o trabajos relacionados con ello. Para ello, venden las fotos
a una importante ONG para realizar un calendario con ellas, además realizan una
exposición de fotografía compuesta por la foto más significativa de cada niño.
Asimismo,
un importante fotógrafo se interesa por la labor que está realizando la fotógrafa
y visita a los niños para enseñarles como deben sacar fotografías de las cosas
que les gusten a su alrededor o que les llamen la atención. Éste importante fotógrafo,
también realiza una exposición de fotografía en la cual quiere que haya una representación
de las fotografías de los niños, pero no pueden asistir todos por eso nombran
un representante que es elegido por el fotógrafo a partir de sus fotografías,
las que más le gusten y más representativas de la realidad sean.
Gracias a
esta oportunidad que les da a los niños, consiguen entrar en buenos colegios,
el Sabera para chicas, en el cual están internas y solo ven a su familia una
vez al mes, y los chicos en otro colegio respectivamente. Para poder acceder a
los colegios tienen que realizar muchos trámites burocráticos que dificultan el
acceso a éstos colegios, ya que se necesitan las partidas de nacimientos, nota
de los chicos, pruebas medicas para comprobar si son portadores o tiene el VIH,
fotografías… y un largo etcétera. Estos centros tienen unas normas muy
estrictas que deben cumplir, aunque la mayoría de estos niños al poco tiempo
abandonan estos colegios y vuelven al barrio rojo y vivir en las malas
condiciones en las que habían vivido siempre abocándose a un desino ya escrito,
la prostitución. Solo una niña de los 9 que realizaron las clases de fotografía
continúo estudiando en el colegio Sabera para intentar cambiar sus condiciones
de vida y labrarse un mejor futuro.
ALEXA ALBORCH, LORENA BATALLER, INES GOMEZ Y VERONICA MORENO